Por Guillermo Cides
Queridos todos: ya soy grande. Ya somos grandes (muchos). Desde está adultez que esconde un niño dentro, solo puedo rendirme de rodillas ante un universo que me ha permitido existir. Que hoy sea mi cumpleaños es solo un accidente, un producto más del caos maravilloso que es la vida. Un caos que en algún momento se organiza y me permite recibir un amor inesperado de todos ustedes a través de sus mensajes y abrazos. Abrazos que respeto y honro como cualquier mortal debe honrar un tributo. Mucho de ustedes son mis amig@s y los que no, sé que podríamos serlo fácilmente. No hay más secreto: nunca ha existido la diferencia entre nosotros y somos tan mortalmente herman@s que les agradezco todos los saludos en este 18 de diciembre tan igual como un 4 de enero o un 22 de agosto (y todas las fechas de sus propios cumpleaños). El sol brilla más para mí hoy, pero solo es mi percepción.
Los abrazos sagitarianamente.
G.C.